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Read Ebook: Parnaso Filipino Antología de Poetas del Archipelago Magellanico by Mart N De La C Mara Eduardo
Font size: Background color: Text color: Add to tbrJar First Page Next Page Prev PageEbook has 2126 lines and 79643 words, and 43 pages"La muerte es descanso". Cerebro en que tuvo su hornaza, la idea que urdi? la epopeya inmortal de la raza, descansa. La Patria vigila tu sue?o de paz. La patria, orgullosa, entre ep?nimos h?roes te nombra. Moriste dichoso, sin ver que sobre el pecho la sombra del ala extendida y las garras del buitre voraz. La suerte est? echada. Borraste el padr?n infamante, y en su h?spida senda tu pueblo camina adelante. Tal vez llegue al fin, o tal vez lo sepulte el alud. Ya el ?rbol, nutrido con sangre y acerbos dolores, sonr?e en sus frutos y espera en sus v?rgenes flores. No es una raz?n el negarlo; tampoco es virtud. 1912. SOBRE EL PLINTO Ante el eterno s?mbolo gran?tico, consagraci?n de tus civiles palmas, cumbre mental, sublime paral?tico, te aclaman hoy nueve millones de almas. El tiempo, que devora despiadado nobles recuerdos dignos de la historia, sobre el rojo horizonte del pasado conserva y magnifica tu memoria. Hoy, como ayer, la multitud te aclama, te elogia el sabio, te celebra el sistro; y es actual, por imperio de tu fama, tu investidura de primer ministro. Muri? el Estado ef?mero que urdiste, sin otro alguno, ni anterior, ni an?logo; mas tu gobierno espiritual, subsiste, est? en vigor tu original Dec?logo. Cuantos admiran tu genial vestigio grabado en el solar de tu linaje, vinculan a tu l?mpido prestigio la sanci?n de un perpetuo caudillaje. Madura en hechos la rebelde idea, m?tilo el cetro de la noble Espa?a, la reconquista levant? su tea para alumbrar tu constructiva haza?a. La patria de las ansias juveniles estaba all?, de sus destinos due?a, alzada sobre un bosque de fusiles bajo el amparo de una libre ense?a. Patria inmortal de la actuaci?n primera, que en sangre m?rtir empap? tu suelo, y en los pliegues cuaj? de una bandera la afirmaci?n de su vital anhelo. Patria naciente, tras labor tit?nica como aquellas de Bismarck y de Mazzini, faltaba un hombre que la hiciese org?nica, ?y ese hombre fuiste, colosal Mabini! Ignota corre el agua subterr?na hasta que, gracias al humano ingenio, bajo el subsuelo surge subit?nea: as?, glorioso, apareci? tu genio. Y fu? cuando otra vez tembl? la tierra al paso audaz del triunfador Emilio, cuando la mano que rigi? la guerra se levant? al poder desde tu exilio. Todo el nuevo fervor del patriotismo que exaltaba un esp?ritu halag?e?o, la intuici?n, la acuidad, el dinamismo mental pusiste en tu grandioso empe?o. Y tu obra demostr? que, si fecundo fu? tu pueblo en heroismos de batalla, tambi?n pod?a presentar al mundo un estadista de tu enorme talla. La flor ilustre que cuid? tu mano tronch?la el soplo de enemigo cierzo; mas la medida del valor humano no el ?xito la da, sino el esfuerzo. No queda del ayer para el fenicio mas que la huella del sangriento agravio, y para el pueblo el noble sacrificio y tus laureles de patriota y sabio. Ser? execrado el triunfo de la fuerza en nuestra actualidad de cautiverio, mientras la ley de la justicia ejerza en la conciencia universal su imperio. Mas no muri? la causa independiente. Falt?la el brazo, pero tiene asilo en las almas, y flota en el presente como la cesta b?blica del Nilo. No es f?cil, no, que el ideal sucumba bajo la acci?n del tiempo o la violencia, pues, como el trigo de la egipcia tumba, en s? contiene secular potencia. Y ha de surgir en el futuro ignoto, llevado a plenitud por el destino, como la flor del legendario loco, como el cofre del Padre Florentino; porque supo de triunfos y derrotas, porque tuvo su cruz y su calvario; la sangre le ofrecieron los patriotas y t? el cerebro, ?oh gran Apolinario! Era de hierro y de cristal tu mente; grandes ideas model? su fragua; tuvo el vuelo del ?guila potente y la profunda claridad del agua. La vida concentr? sus energ?as en tu cerebro luminoso y triste. Ninguna falta de los pies ten?as para los altos vuelos que emprendiste. Fuiste toda una mente geom?trica, f?rmula abstracta, puro pensamiento, que nos hablaba en nuestra noche t?trica con una voz de sibilino acento. A la tienda lleg? del adversario, razonador, sin altivez ni reto. Si no cambi? su juicio refractario, mucho fu? que ganara su respeto. Busc? el retiro de rural sosiego y prosigui? su ruta sin desmayo. Para trazar su r?brica de fuego, tras densa nube se recoge el rayo. Sobre el rojo fulgor del exterminio, sobre el mortal estruendo de las balas, en el azur, su natural dominio, serenamente despleg? las alas. All? alumbr? la senda tenebrosa en su funci?n de numen y atalaya; all? engendr? la concepci?n grandiosa de una fecunda comuni?n malaya. Tu inteligencia en su carnal encierro, era un poder supremo y absorbente. ?Que fu? tu misma voluntad de hierro sino una fuerza que forj? tu mente? Y este fu? el timbre, el sello m?s glorioso que se?al? tu espl?ndida carrera; rimaste el pensamiento vigoroso con la indomable voluntad austera. Aqu? est?s ya en lo eterno de la piedra, genio vindicador de nuestra raza. A tu columna, con amor de hiedra, nuestra ferviente admiraci?n se abraza. Gentes futuras cantar?n tu nombre, y al contemplar tu busto en el espacio dir?n:--"Fu? un alto pensador, un hombre justo y tenaz como el var?n de Horacio." Patria, que ves, gozosa, en tu sorpresa, los saltos de gigante de tu raza, y vives entre un iris de promesa y un nubarr?n lejano de amenaza; patria fecunda en h?roes y licurgos, nadie habr? que tus m?ritos no estime; pues siendo madre de Rizal y Burgos, pariste un paral?tico sublime. Mabini fu? un excelso paradigma. En sus virtudes tu virtud renueva. As? saldr?s, gallarda y sin estigma, de los rojos crisoles de la prueba. Y aunque contemples en casual desfile el torpe halago y la esperanza trunca, sabr?s sentir, cuando tu fe vacile, toda la fuerza del vocablo "nunca". Pero, si indigna de tus dioses lares perpetuamente has de vivir cautiva, fuera mejor que tus contiguos mares en un sepulcro te sepulten viva. Marzo, 1915. . A ESPA?A IMPERIALISTA Y mientras en Europa tiene un fest?n la "Intrusa" y los vetustos pueblos son como inmensas piras, Espa?a, fabricante de las m?s fuertes liras, desda el castillo en donde la hostilidad rehusa, amante nos recuerda envi?ndonos su musa. Gracias, oh madre antigua, por el presente regio que a la abundancia sumas de tus pasados dones. ?Qu? m?s que la embajada de tu poeta egregio, qu? m?s que su exquisito y vasto florilegio para sellar afectos y sugerir uniones? Espa?a: est? en el mundo tu alta misi?n fijada; en sue?os de conquista tu acci?n total se inspira, tu historia est? en Am?rica, en Flandes y en Granada. Ayer fundaste reinos por medio de la espada. Hoy vuelves a ganarlos por medio de la lira. En la extensi?n del tiempo aquel sue?o aquilino que presidi? las hoestes del Quinto de los C?rlos, en forma renovada, prosigue su camino. Si a pueblos de tu raza no intentas sojuzgarlos, sus rumbos enderezas hacia un com?n destino. Yo admiro el alto vuelo de tu ideal conquista que, alz?ndose del lodo de la mortal miseria, abarca el mundo hispano con ojo imperialista, y aspira, por la magia del sabio y del artista, a establecer las bases de una mayor Iberia. Espa?a: nos desune del pi?lago la anchura; tambi?n la propia sangre de t? nos diferencia. Mas tuyo es nuestro idioma, es tuya la cultura que a remontar nos lleva tu nacional altura; que nutre el santo anhelo de nuestra independencia. Y si, por rasgos ?tnicos, en gran desemejanza de tu linaje insigne nuestra naci?n est?, sabemos que, al principio, para pactar su alianza, juntaron y bebieron, a la nativa usanza, sus sangres en un vaso Legazpi y el Rajah. Madre de veinte pueblos que hablan tu hermoso idioma yo te saludo en este tu embajador poeta y ans?o que tu sue?o, an?logo al de Roma, lo vivifique un mundo que te ama y te respeta eterno sea el triunfo de tu vital axioma. Vivir es renovarse. De tu pasada gloria el canto repetido tu acci?n jam?s empa?a. Espa?a ya est?s libre; no hay moros en tu entra?a. Renueva el viejo grito que truena por tu historia y d? al patr?n her?ico: ?Santiago, y abre Espa?a! Abre Espa?a a las nuevas corrientes de la vida, abre Espa?a al abrazo de sus hijos dispersos y surja del Pirene, como hostia bendecida, el sol de un culto un?nime, en el que adore unida la progenie del inca de los cultos diversos. Add to tbrJar First Page Next Page Prev Page |
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