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Munafa ebook

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Read Ebook: Cuentos ilustrados by Fabra Nilo Mar A

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Ebook has 253 lines and 17621 words, and 6 pages

El comandante contest? a mi carta imponi?ndome tres d?as de barra, y los cinco reos, sujetos con fuertes ligaduras a las serviolas, fueron pasados por las armas.

Hoy queda instalada esta colonia en el centro de la isla, sobre una eminencia, rodeada de magn?ficos cocoteros, donde se levanta un edificio de madera con destino a los deportados. El destacamento de tropa que nos acompa?? hasta aqu?, regresa a Tomil, dej?ndonos v?veres abundantes, aperos de labranza y semillas para el cultivo.

Tengo un vasto proyecto de colonizaci?n, pero me faltan mujeres: todos los deportados son solteros. He estudiado frenol?gicamente a las ind?genas, y me he persuadido de que no deben en manera alguna unirse con los deportados: resultar?a una prole monstruosa de dementes. Yo creo y entiendo que la primera obligaci?n de la ciencia es impedirlo y procurar el perfeccionamiento de la especie humana y que la raz?n se perpet?e sobre la tierra por medio de matrimonios fundados en la organizaci?n cerebral de los contrayentes. ?Ah! ?De otra suerte andar?a la humanidad, si las autoridades que intervienen en la celebraci?n de aquellos, exigiesen previamente a los novios certificados de los peritos fren?logos; pero nuestros legisladores no se ocupan mas que en pol?tica, y no han ca?do a?n en la cuenta de los funestos efectos del atavismo! -- ?Si dese?is mejorar la sociedad, les dir?a yo: si quer?is impedir los tremendos cr?menes que llenan de espanto al mundo civilizado, no deb?is pensar en leyes represivas, sino en corregir la configuraci?n de los futuros cr?neos!

Creo, por lo tanto, que convendr?a la inserci?n en varios peri?dicos del siguiente anuncio:

En cuanto se alej? el destacamento de esta colonia agr?cola, mis enfermos, tranquilos y al parecer resignados desde su llegada a la isla, neg?ronse a trabajar, y pose?dos de violento arrebato de locura, acabaron por declararse en abierta rebeli?n, saqueando el dep?sito de provisiones y destruyendo cuanto les vino a mano. Intentaba reducirlos a la raz?n, ya con ruegos, ya con amenazas, cuando de pronto me echaron sobre una manta, y comenzando a levantarme en alto, se holgaron conmigo, hasta que, rendidos y cansados ellos, y molido y estropeado yo, dieron con mi cuerpo en el suelo, y por fin me dejaron solo en medio de estas soledades. ?Cabe prueba mayor de su demencia? ?Abandonarme y tratarme de tal suerte, cuando soy su amigo, su protector, casi un padre para todos ellos!

Hoy he recibido la visita de fray Jos?, de la misi?n de San Francisco de Goror, por cuyo conducto remito esta carta a Tomil. Este santo var?n, que conoce la lengua del pa?s, y que con gran celo apost?lico se dedica a la obra de la conversi?n, me refiere que los deportados merodean por el interior de la isla, saqueando y destruyendo las chozas de los naturales, a quienes llaman burgueses en estado salvaje. ?Burgueses ellos, que no tienen nada, absolutamente nada, ni siquiera un pedazo de trapo con que cubrir sus cuerpos!

Los carolinos, v?ctimas de los atropellos, persecuciones y crueldades de los anarquistas, se han levantado en armas contra estos, oblig?ndoles, mal de su grado, a regresar a la Colonia, donde reina el mayor desorden y confusi?n.

--En esta mano traigo la paz, y en esta la guerra --dijo el parlamentario, mostrando en la derecha una cruz toscamente labrada y en la izquierda una flecha--. ?Qu? quer?is?

--Convertiros al anarquismo --contest? uno de los deportados.

--?Qu? significa eso?

--Que deb?is negar a Dios.

--Pues qu?, ?debemos creer como nuestros padres en los esp?ritus malignos?

--Ni en estos ni en Aquel.

--?Por qu??

--Porque no existen.

--?En qu? os fund?is?

--En que nadie los ha visto.

--Tampoco hemos visto a Espa?a, y sin embargo creemos en ella, porque vemos su fuerza y su poder en los barcos que llegan a Tomil y en los soldados que la defienden.

--Dios no os env?a barcos ni soldados.

--Pero nos presenta pruebas mayores de su grandeza y de su bondad. ?Qui?n produce la lluvia, el trueno, el rayo? ?Qui?n mueve el mar? ?Qui?n hace crecer esos ?rboles cuyo dulce fruto nos sustenta?

--Todo depende del calor, del viento, de las semillas o de otras causas naturales que no pod?is comprender.

--?Qui?n ha hecho el calor, el viento, la primera semilla o esas causas naturales que, seg?n dec?s, no entendemos?

--Es preciso adem?s que no se?is burgueses.

--?Qu? quieres decir con eso?

--Que renunci?is a la propiedad.

--Aqu? la tierra es de todos.

--S?; mas cog?is sus frutos y trafic?is con ellos.

--Harto nos cuesta alcanzarlos trepando por los ?rboles, y es justo que nuestro trabajo obtenga recompensa.

--Guard?is lo sobrante.

--?Hemos de ser menos previsores que las hormigas?

--Viv?s en colectividad formando tribus.

--?C?mo nos ayudar?amos, si no, unos a otros?

--?Alguien nos ha de guiar; alguien ha de dirimir nuestras contiendas!

--Ten?is mujeres propias.

--?Si ellas quieren as? a sus maridos!

--Dais o?dos a los misioneros.

Especie de anacoreta, que pretende evocar los esp?ritus, objeto de general veneraci?n por parte de los ind?genas de Yap no convertidos al catolicismo.

--?Y c?mo vais a conseguirlo?

--Con la fuerza; derribando vuestras chozas, incendiando los bosques de cocoteros, arras?ndolo todo y pasando a cuchillo cuantos hombres, mujeres y ni?os caigan en nuestras manos.

--?Es as? como convert?s a las gentes? ?Con el fuego, la devastaci?n y el asesinato, destruyendo el bien que recibimos del cielo y derramando sangre inocente!

--As? y solo as?, si os opon?is a vuestra regeneraci?n.

--Entonces nos defenderemos hasta convertiros en polvo. Tenemos la raz?n de nuestra parte, y somos m?s que vosotros.

--Pero ha de poder m?s el terror, arma suprema que amedrenta a nuestros enemigos y hasta a nuestros jueces.

--?El terror! Aqu? no lo sienten m?s que d?biles mujeres, y estas no combaten ni hacen justicia. ?De qu? sirve la flecha en mano que tiembla? ?Qui?n da en el blanco con l?grimas en los ojos? En nuestras tribus pueden los hombres ceder a la fuerza, pero nunca al miedo.

Dichas estas palabras, el ind?gena arroj? al suelo la flecha que llevaba en la mano izquierda, y besando la cruz se alej? de la Colonia.

CARTA DE MI CORRESPONSAL EN MANILA

Un vapor de guerra, procedente de Carolinas, trae noticias de los anarquistas deportados a la isla de Yap. En vista de los excesos cometidos por estos en el interior del pa?s contra las personas, las chozas y los bosques de los ind?genas, apelando al incendio y al asesinato, el gobernador de las Carolinas occidentales organiz? una peque?a columna, la cual con el auxilio de los naturales, logr? prender a los desalmados que vagaban dispersos por las selvas, conduci?ndolos a Tomil. El mismo d?a de su llegada se constituy? el Consejo de guerra. Seis de los reos fueron condenados a muerte, y los restantes a cadena perpetua.

Los m?dicos de la isla reconocieron un?nimemente que entre los deportados no hab?a m?s loco que el loquero. Tit?lase este doctor, aunque carece de t?tulo, y ha dado en llamarse Occipucio, siendo su verdadero nombre Juan Fern?ndez. Ayer lleg? a Manila, y por orden superior est? recluido en el manicomio.

Padece el infeliz una monoman?a incurable; cree en la infalibilidad de la ciencia frenol?gica.

Llevado de tan extra?a locura, sostiene que debe aplicarse la frenolog?a, no solo para probar la irresponsabilidad de los acusados ante los tribunales, sino tambi?n para la recusaci?n de los jueces.

?Por qu? los m?dicos forenses, dice, no han de declarar previamente que los individuos que componen un tribunal tienen una organizaci?n cerebral id?nea? ?Acaso el ?rgano decimonono, de los 39 que admiten ahora los fren?logos, el cual produce el sentimiento de la justicia, el respeto al derecho, la conciencia del deber y el amor a la verdad, est? tan desarrollado en nuestros cerebros? ?No puede suceder, adem?s, que entre los honrados vecinos, llamados a formar parte del Jurado, haya muchos que por exceso en el ?rgano decimocuarto, donde reside la circunspecci?n, pequen de irresolutos, pusil?nimes y hasta de cobardes, y falten a la justicia, pactando con el miedo y cediendo al temor de la venganza?

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