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Munafa ebook

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Read Ebook: España y América by S Nchez Moguel Antonio

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Ebook has 451 lines and 60986 words, and 10 pages

Como era de esperar, el descubridor del Nuevo Mundo ha sido objeto de distintas conferencias, en las cuales la erudici?n de primera mano y la verdadera cr?tica hist?rica han imperado algunas veces, y en otras las dos diversas leyendas colombinas, esto es, la apolog?tica y la demoledora, la que diviniza ? Col?n y la que rebaja sus merecimientos reales y efectivos en pro de figuras subalternas ? en aras de un mal entendido patriotismo. En una y otra se rompe la uni?n esencial ? indivisible que en el orden hist?rico existir? siempre entre los nombres de Espa?a y Col?n, factores inseparables del descubrimiento de Am?rica, sacrificando con igual injusticia, ya Espa?a ? Col?n, ya Col?n ? Espa?a.

En la leyenda apolog?tica, la m?s general y extendida, Col?n no es un hombre, capaz, por su humana naturaleza, de errores y de culpas; es un santo, profeta de un Nuevo Mundo, ? ?l solo revelado, y m?rtir de la ignorancia, la ingratitud y la barbarie de Espa?a. La naci?n descubridora, ?nica en comprender los proyectos colombinos, ?nica tambi?n en dar para su ejecuci?n su patrocinio, sus recursos, sus naves, sus propios hijos, esa naci?n, salvo alguna que otra personalidad, es en la inicua leyenda un pueblo de ingratos y traidores, de envidiosos y malvados, enemigos, perseguidores, verdugos del sublime, impecable y sant?simo genov?s.

?Qu? extra?o, se?ores, qu? extra?o que semejantes falsedades hayan provocado en nuestro suelo, no ya en?rgicas protestas, sino injustas represalias? Herido por la indignaci?n el sentimiento de algunos de nuestros compatriotas, no han podido ser, aunque quisieran, reivindicadores imparciales de nuestras glorias, severos jueces que separaran la verdad del error, la historia de la novela: no; en el ardor del combate han traspasado ? su vez los l?mites de lo justo, y enfrente de la apoteosis de Col?n ha surgido, no la historia, sino la apoteosis de Espa?a.

En esta nueva leyenda, Col?n es la v?ctima; el genio divino se convierte en hombre de alguna ciencia, piloto, cuando no inferior, igual ? lo sumo ? los que entonces ten?amos: calumniador envidioso de sus compa?eros; desleal ? sus palabras y compromisos; ladr?n de premios debidos ? otros; y para que nada falte en ese cuadro de horrores, hasta cobarde, que intent? volverse en el camino de su inmortal viaje. De igual modo, al santo ha sucedido ahora una especie de delincuente, sentado en el banquillo de los acusados, ? quien no se interroga por sus virtudes y grandezas, sino por sus errores y culpas, con deleite indagadas, con crueldad abultadas y esparcidas, ya en irreverentes burlas, ya en sa?udas sentencias inquisitoriales.

? la luz de la historia, el descubrimiento del Nuevo Mundo no es un hecho aislado, sin precedentes ni relaciones inmediatas con hechos anteriores: as? como el descubrimiento de la Ocean?a fu? continuaci?n y consecuencia del de Am?rica, ?ste, como los descubrimientos de los portugueses en Asia, fueron tambi?n, ? su vez, consecuencia y continuaci?n de las navegaciones, descubrimientos y conquistas de nuestra Pen?nsula en ?frica, que hab?an patentizado con absoluta evidencia que la tierra no acababa en las columnas de H?rcules, que era navegable el mar tenebroso, habitable la zona t?rrida y razonable y posible arribar ? la India siguiendo las costas de ?frica. As? se explica que antes de 1474 el f?sico florentino Pablo Toscanelli idease nuevo camino de las Indias, el camino de Occidente, que fu? el que diez y y ocho a?os m?s tarde siguieron, por primera vez, las naves descubridoras de Castilla. En el estado de los conocimientos actuales, no sabemos a?n, ? punto fijo, si Col?n tuvo antes ? despu?s que Toscanelli igual idea. En uno como en otro caso, es lo cierto que Toscanelli, astr?nomo, fil?sofo, no habr?a podido jam?s poner por obra su pensamiento. Col?n, por el contrario, reun?a las condiciones necesarias al logro de su empresa. <> <> Glosando estas palabras, el doct?simo Navarrete estimaba que <> ?Qu? marino de aquellos tiempos se encontraba en este caso? ?Cu?l pose?a, en la esfera cient?fica y en la pr?ctica de la navegaci?n, iguales ? semejantes condiciones?

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