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Munafa ebook

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Words: 69913 in 23 pages

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no compara: de donde resulta, que cuando el sujeto no hace mas que sentir, no puede apreciar las diferencias de las sensaciones, midiendo los grados de su viveza, ni tampoco percibir la existencia ? la falta del ?rden y constancia de su enlace.

La facultad de sentir es enteramente ciega para todo lo que no es su objeto determinado; lo que no se halla en este, en cuanto objeto de dicha facultad, no existe para ella en ninguna parte; por lo cual se echa de ver que abandonada ? s? misma, objetivar? su impresion, se creer? siempre intuitiva, convirtiendo en realidad la simple apariencia.

Es digno de notarse que de las facultades sensitivas, las unas serian siempre intuitivas, esto es, se referirian siempre ? un objeto externo, si no las acompa?ase la reflexion; mientras que otras no lo serian jam?s, si estuviesen separadas de la reflexion, ? no anduviesen acompa?adas de las que lo son por su naturaleza. Son de la primera clase las representativas propiamente dichas, esto es, las que afectan al sujeto sensitivo, present?ndole una forma, im?gen real ? aparente, de un objeto. Tales son las de la vista y del tacto, que no pueden existir ni aun concebirse, sin dicha representacion. Por el contrario, las dem?s sensaciones no ofrecen al sujeto sensitivo, ninguna forma; son simples afecciones del mismo sujeto, aunque procedan de una causa externa: si las referimos ? los objetos es por reflexion; y cuando esta nos advierte que llevamos la referencia demasiado lejos, atribuyendo al objeto externo no solo el principio de causalidad sino tambien la sensacion en s? misma, f?cilmente conocemos la ilusion y nos despojamos de ella. Esto no se verifica en las sensaciones representativas: nadie por mas esfuerzos que haga, ser? capaz de persuadirse que fuera de s? no hay algo real, semejante ? la representacion sensible, en que se ofrecen los objetos como extensos.

Cuando digo que algunas sensaciones no serian intuitivas si no las acompa?ase la reflexion, no quiero dar ? entender que el hombre las refiera ? un objeto, previa la reflexion expl?cita, puesto que no puedo olvidar lo que en otra parte llevo explicado extensamente sobre el modo instintivo con que se desenvuelven nuestras facultades en sus relaciones con el mundo corp?reo, anteriormente ? toda reflexion; solo quiero significar que en dichas sensaciones, consideradas en s? mismas, y en completo aislamiento, no se encuentra una relacion necesaria ? un objeto como representado; y que probablemente, en el instinto que nos las hace objetivar, si no se mezcla una reflexion confusa, entra alguna parte de la influencia de las dem?s sensaciones que son representativas por su objeto propio.

DOS CONOCIMIENTOS: INTUITIVO Y DISCURSIVO.

Esta intuicion puede verificarse de dos maneras: ? present?ndose el objeto mismo ? la facultad perceptiva, uni?ndose ? ella sin ningun intermedio; ? bien con la intervencion de una idea ? representacion, que ponga en acto ? la facultad perceptiva de modo que esta vea al objeto en aquella representacion, sin necesidad de combinaciones. Para lo primero, es necesario que el objeto percibido sea inteligible por s? mismo, pues de otro modo no se podria verificar la union del objeto entendido con el sujeto inteligente; para lo segundo, basta una representacion que haga las veces del objeto; y por tanto no es indispensable que este sea inteligible con inteligibilidad inmediata.

El conocimiento discursivo es aquel en que el entendimiento no tiene presente el objeto mismo, y se lo forma por decirlo as?, reuniendo en un concepto total los conceptos parciales, cuyo enlace en un sujeto ha encontrado por el raciocinio.

Para hacer sensible la diferencia entre el conocimiento intuitivo y el discursivo la explicar? con un ejemplo. Tengo ? la vista un hombre: su fisonom?a se me ofrece tal como es; sin necesidad ni aun posibilidad, de combinaciones que me lo presenten diferente. Sus rasgos caracter?sticos los veo tales como son: el conjunto no es una cosa producida por mis combinaciones; es un objeto dado ? la facultad perceptiva, sobre el cual esta nada tiene que hacer sino percibir. Cuando un objeto se ofrece ? mi entendimiento de una manera semejante, el conocimiento que de ?l tenga ser? intuitivo.

He dicho que el objeto de la intuicion intelectual puede unirse inmediatamente ? la facultad perceptiva, ? bien present?rsele por un medio que haga las veces del objeto. Ateni?ndonos al mismo ejemplo podremos decir que estas dos clases de intuiciones se parecen ? las del hombre visto por s? mismo ? por un retrato. En ambos casos habria la intuicion de la fisonom?a, y no serian necesarias ni aun posibles las combinaciones para formarla.

Pero supongamos que se me habla de una persona ? quien no he visto jam?s, y cuyo retrato no se me puede presentar. Si se me quiere dar idea de su fisonom?a se me ir?n enumerando sus rasgos caracter?sticos, con cuya reunion formar? idea del semblante que se me acaba de describir. ? esta representacion imaginaria se puede comparar el conocimiento discursivo, por el cual no vemos el objeto en s? mismo, sino que lo construimos en cierto modo con el conjunto de ideas que por medio del discurso hemos enlazado, formando de ellos el concepto total representante del objeto.

Sabido es que nuestra religion admite la posibilidad y la realidad de un verdadero conocimiento de Dios, aun en esta vida. El sagrado texto nos dice que podemos conocer ? Dios por sus obras, que lo invisible de Dios se nos manifiesta por sus criaturas visibles, que los cielos cuentan su gloria, y que el firmamento anuncia las hechuras de sus manos; que son inexcusables los que habiendo conocido ? Dios de esta manera no le glorificaron como debian; pero esta misma religion nos ense?a que en la otra vida los bienaventurados conocer?n ? Dios de otro modo, cara ? cara, vi?ndole tal como es. H? aqu? pues al cristianismo haciendo la diferencia entre el conocimiento intuitivo y el discursivo; entre el conocimiento por el cual el entendimiento se eleva ? Dios procediendo de los efectos ? la causa, y reuniendo en esta las ideas de sabidur?a, de omnipotencia, de bondad, de santidad, de perfeccion infinita; y el conocimiento en que el esp?ritu no necesitar? de andar recogiendo discursivamente varios conceptos para formar con ellos la idea de Dios, en que el Ser infinito se ofrecer? claramente ? los ojos del esp?ritu n? en un concepto elaborado por la razon, ni bajo los sublimes enigmas ofrecidos por la fe, sino tal como es en s? propio, siendo un objeto dado inmediatamente ? la facultad perceptiva; n? un objeto encontrado por la fuerza discursiva, ni presentado bajo sombras augustas.

El SENSUALISMO DE KANT.


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